Construyendo puentes para la transición iberoamericana
Construyendo puentes para la transición iberoamericana
Introducción
Caminante no hay camino, se hace camino al andar, decía el gran poeta Antonio Machado. Y en esas estamos, como si de un gran viaje se tratara, dando pasitos, experimentando y aprendiendo cada día, avanzando poco a poco en tiempos de incertidumbre, en tiempos de transición hacia una nueva realidad socioecológica. Navegamos con urgencia, sin un rumbo predefinido, combinando herramientas e intuición para cartografiar posibles caminos que nos permitan construir comunidades más felices, justas y resilientes. Somos múltiples personas, proyectos e iniciativas las que estamos emprendiendo ese camino en diferentes rincones del planeta, un trayecto que inevitablemente debe ser colectivo. Por ello, construir puentes que unan dichas “islas”, redes que permitan compartir aprendizajes y experiencias, además de crear una masa crítica suficientemente grande para que la bola de nieve empiece a rodar, es uno de los principales retos de la actualidad.
Desde hace cerca de diez años me dedico a promover este proceso de cambio en diferentes lugares (Barcelona-Cardedeu, España, Europa,…) y de diferentes maneras (escribiendo, facilitando y diseñando proyectos, impartiendo talleres y cursos, construyendo redes,…). Experiencias que me llevaron a escribir un libro: Guía del movimiento de transición, primero sobre el tema en español, y que me muestran día a día, que pese a que a veces esta transición permanece invisible está produciéndose mientras lees estas palabras.
Foto de la Guía del movimiento de transición realizada en Buenos Aires. Foto: Juan del Río
Viene de lejos mi interés por crear conexiones entre países hispanohablantes en el ámbito de la sostenibilidad con el fin de compartir aprendizajes sobre/para la transición socioecológica y potenciar el movimiento de transición; construir puentes para la transición iberoamericana. Pienso que es mucho lo que se puede aprender y avanzar mutuamente. La excusa de la publicación de mi libro, los contactos de personas trabajando en Latinoamérica acumulados en los últimos años y varias invitaciones recibidas, me animaron a realizar una primera gira por el hemisferio sur. Un viaje de tres meses que me ha llevado durante el verano austral a visitar cuatro países (Argentina, Uruguay, Chile y Brasil), permitiéndome conectar con universidades, ecoaldeas, proyectos de transición y permacultura. Conocer a muchas de las personas que están trabajando en esas tierras para construir una nueva realidad, tanto en ámbito urbano como rural. Impartir varios cursos y presentar mi libro. Y por supuesto disfrutar de momentos inolvidables e inesperados.
Con este breve artículo quiero compartir desde una óptica personal y vivencial, algunos de mis aprendizajes y experiencias relacionadas con la transición, mostrar algunos proyectos interesantes y realizar reflexiones sobre estos tres intensos meses. No pretendo realizar un mapeo exhaustivo sino dar unas pinceladas. Desde el cariño y agradecido por lo vivido y a todas las personas que me apoyaron, escribo estas sencillas líneas, sin orden cronológico estricto, esperando que puedan ser de utilidad y quién sabe si de inspiración. Vamos allá.
Primeros pasos
Viajar siempre ha sido una de mis grandes fuentes de aprendizaje, por dentro y por fuera. Con los años ha surgido en mí un profundo replanteamiento sobre el porqué y el cómo de los viajes, llevándome a incluir de manera muy importante en esa balanza las implicaciones ambientales, sociales y económicas del mismo. Desde mi óptica, un viaje transoceánico en avión no puede tomarse a la ligera sobre todo por su gran costo ambiental. En esta ocasión, factores como la duración y propósito de la gira, y en menor medida, la inevitable escasez en las próximas décadas de energía fósil para los viajes aéreos y porque no decirlo, que el vuelo fuera a salir de todas maneras, me decidieron a seguir adelante.
Otra cuestión clave era por dónde empezar y que zonas visitar. Siendo las distancias tan inmensas, tantos los lugares interesantes y disponiendo de un tiempo limitado, ¿cómo decidir? Esta ha sido una gira construida de manera orgánica a partir de las invitaciones y propuestas de colaboración y autofinanciada con las mismas. El esqueleto se diseñó previamente y otras actividades han surgido sobre la marcha. Para ello realicé un documento de presentación del viaje que se movió entre diferentes contactos y redes, un escrito que me ha sido de gran utilidad también para ordenar y dar forma a cuales eran para mí los propósitos de esta aventura. Dichos objetivos fueron:
· Presentar la Guía del movimiento de transición en encuentros, ferias y universidades.
· Realizar formaciones, charlas y talleres
· Crear redes, sinergias y colaboraciones.
· Aprender sobre los proyectos existentes y compartir aprendizajes.
· Compilar material para futuras publicaciones.
Imponente vista de la Cordillera de los Andes volando de Santiago de Chile a Mendoza (Argentina). Foto: Juan del Río
Finalmente, teniendo en cuenta que esta era solo una primera experiencia, opté por dirigirme hacia el cono sur, comenzando por Argentina, pasando por Uruguay y Chile y acabando por Brasil. Quien sabe que sucederá más adelante, muchas puertas están abiertas para futuros viajes, ahora toca centrarse en lo vivido.
Primeras reflexiones
El movimiento de transición en Latinoamérica ha sido generalmente acogido e integrado desde sus inicios por la permacultura y las ecoaldeas, movimientos muy presentes. En mi opinión esto produjo que comenzara con cierto encorsetamiento, con patrones y tensiones previas. Otro movimiento muy interesante es el Buen Vivir (Sumak Kawsay) con buenos ejemplos en Bolivia o Ecuador y una red importante es CASA, Consejo de Asentamientos Sustentables de las Americas, ambos también interrelacionándose con el movimiento de transición. Propuestas como el decrecimiento o la economía del buen vivir apenas son conocidas.
El movimiento de transición salvo en casos puntuales se encuentra en fase embrionaria, buscando su propia receta, su propia manera de “tropicalizar” su metodología y principios. Este fascinante proceso está ocurriendo en ámbitos rurales y urbanos en múltiples países latinos. Con este primer viaje, seis talleres, diez charlas y presentaciones, múltiples visitas y conexiones, acercar la guía del movimiento de transición (en la cual ya se incluían unos primeros apuntes sobre Latinoamérica), compartir experiencias e inquietudes, espero haber aportado un granito de arena para la transición iberoamericana.
América Invertida – Conocido dibujo del pintor uruguayo Joaquín Torres García. Foto: Juan del Río
Decir que en todos los lugares me sentí siempre bienvenido. Gran sentido de comunidad, apertura y generosidad de sus gentes. Son muchos lugares a los que no pude ir esta vez, Colombia y México entre otros me esperan para una próxima ocasión. Aquí un poco de información sobre los que visité con fines transicioneros.
Argentina
Argentina es un país “relindo”, inmenso y de gran diversidad, y también un país de polaridades. Norte o sur, Boca o River, Cristina o Macri, gran cultivador de transgénicos y poseedor de grandes bellezas naturales. El argentino, entre lo alegre latino y lo nostálgico por lo que dejó en Europa, tiene la cualidad de saber buscarse la vida con poco, es ingenioso, creativo y echado para adelante, pensemos en los corralitos y crisis recientes. Sin embargo existe un fuerte cariz competitivo que hace que le resulte difícil crear redes y trabajar en comunidad. Estos son patrones que podemos encontrar en muchos lugares, entre ellos España, pero en Argentina los percibí de manera muy acentuada. Grandes conflictos entre permacultores, transicionistas y activistas sociales, muchas suspicacias y heridas por curar. Proyectos muy potentes, pero cierta desorganización y falta de comunicación entre ellos. En Argentina no existe ninguna red nacional de transición. Pese a todo ello el sentido comunitario es grande y abundan los ejemplos de economía de la dadiva como las “Mingas”, trabajos comunitarios cooperativos.
Huerto urbano de Jardin de Flores en Buenos Aires. Foto: Juan del Río
A principios de diciembre aterricé en la gran Buenos Aires, días calurosos de principios de verano, tensión por el cambio de gobierno y primeros mates del viaje. El Barrio de Flores me acogió en casa de la permacultora urbana Luz Delorenzini, promotora del proyecto Activáte Compostera y del huerto urbano “Jardin de Flores”. Dos proyectos de transición urbana referentes en la ciudad, enfocados en el cierre de los ciclos agroecológicos mediante la creación de huertas ecológicas y el compostaje urbano, siendo esto último crucial en una ciudad que ha sobrepasado su umbral tratamiento de residuos. Todo ello con un énfasis educativo y de creación de comunidad.
Compostadora comunitaria del barrio de Flores en Buenos Aires. Foto: Juan del Río
En el Espacio Ayni, un cuidado centro de permacultura al norte de la ciudad, coordinado por Gustavo Alejandro León Franco, di mi primer taller, una introducción de un día al movimiento de transición. Unas 20 entusiastas personas participaron en un taller en el que se trabajó el modelo y algunas herramientas participativas para la transición. Buena prueba de toque para mí, diversión, y la percepción de las ansias de muchos de los presentes por hablar y contar sus historias.
Participantes del curso de transición realizado en el espacio Ayni de Buenos Aires. Foto: Juan del Río
Además en la gran urbe argentina pude conocer a otros importantes referentes de la permacultura y transición como Pablo Perret del precioso proyecto el Jardín de los presentes en Córdoba, Martín Santiago Schmull de El camino de la permacultura, asentado en la zona de Mar del Plata, Marina Ortiz de Tierramor proyecto pionero de México, Antonio Urdiales Cano autor de 26 pequeños libros de Colección Permacultura, o Luciano Kordon de Biblioteca Permacultura.
Por último participé en un curso de permacultura urbana con compañeros de Ruta Ahimsa, y presenté la guía del movimiento de transición en un espacio autogestionado muy interesante, Barro Talvez, con una gran acogida. En esta ocasión acompañado por el compañero transicionero Arturo Ruf de Samaipata en Transición, una iniciativa pionera en Bolivia.
Participantes del curso de permacultura urbana realizado en Buenos Aires: Foto: Juan del Río
Un proyecto cercano a Buenos Aires que no llegué a visitar pero que sin duda debe ser muy interesante es la Asociación Gaia coordinada por Gustavo Ramírez, muy potente principalmente a nivel de trabajo ecológico.
Lejos ya de la capital, uno de los núcleos más activos de Argentina en proyectos socioecológicos es la Comarca Andina en Patagonia. Allí, acogido por el permacultor y buen amigo Andres Ramondi, tuve la ocasión de pasar dos semanas estupendas, cargadas de cerezas bajo el imponente Piltri. Se trata de una zona entre montañas y lagos, turística en verano y conocida por el cultivo de frutas del bosque, que ha recibido en las últimas décadas a personas venidas de muchos lugares con ganas de construir alternativas. Existen múltiples proyectos de agroecología y permacultura entre los que podemos destacar el CIDEP – Centro de Investigación Desarrollo y Enseñanza en Permacultura, con más de 10 años de experiencia y grandes conocimientos en bioconstrucción y donde pude conocer a Carlos Strauss uno de los primeros permacultores argentinos. La iniciativa de transición pionera, fue la Comarca andina en Transición, hoy inactiva, que realizó una labor importante a nivel de sensibilización e impulsando la traducción colaborativa del Manual de Transición, publicado originalmente en inglés en el 2008, y por mucho tiempo online. Otros proyectos son el Centro de Investigación y Enseñanza de Agricultura Sostenible, CIESA, o el hostal sostenible El Pueblito gestionada entre otras personas por la bioconstructora chilena Paulina Avila, coordinadora de Bioconstruyendo.
Una de las múltiples bioconstrucciones del centro de permacultura CIDEP en Bolsón. Foto: Juan del Río
En mis días por esas tierras, coincidiendo con las dos primeras semanas del 2016, además de múltiples visitas y encuentros, me hicieron una pequeña entrevista en la radio comunitaria Alas, realicé una charla en el Bolsón, en el Espacio Lumina, un centro de terapias con un edificio de techo vivo espectacular. Además tuve la oportunidad de realizar un breve alto en la ciudad de Bariloche, y dar una charla en Taller del viejo Radal de Marta di Bitteti.
Otra de las regiones de Argentina que visité fue Mendoza conocida entre otras cosas por su vino. Con un ritmo más tranquilo que Buenos Aires y siempre circundado por la imponente cordillera andina, la ciudad me recibió, para dar una charla en la universidad y realizar un curso de transición de dos días junto a Cecilia Agüero en la población de Luján. Ambas actividades fueron un verdadero éxito, motivación e inspiración, semillas que espero puedan dar sus frutos. Organizadas por Jorge Geroli de Gran Jardin, y Pablo Lacourt de Mendoza unida por la Permacultura, dos de los proyectos más interesantes de la zona.
Participantes del curso de transición realizado en Luján, Mendoza. Foto: Juan del Río
Chile
Un poco más reservado que el argentino, el chileno es más organizado. Uno de los países más influenciado por las políticas estadounidenses y donde prácticamente todo está privatizado. Esto contrasta con la gran energía que manifiestan muchas de sus gentes por construir alternativas y recuperar la conexión con las poblaciones indígenas y los saberes populares. Abundan las redes entre las que destacan Ecochile, la Asociación Chilena de Permacultura y el nodo de transición Chile, inicialmente parte de la Asociación de Permacultura.
Mi primera escala fue Valdivia, ciudad bastante al sur, a la que fui invitado por el educador y facilitador Ronald Sistek, miembro del Centro de Emprendizaje de la Universidad de Valdivia. Allí tuve el placer de participar en un coloquio titulado “Historias de transición para un nuevo paradigma económico” junto a Ronald y el economista Manfred Max-Neef, autor de Desarrollo a Escala Humana. Muy interesante ver como desde la universidad se trabajan conceptos de transición y economía alternativa.
De Derecha a izquierda: Ronald Sistek, Manfred Max-Neef y Juan del Río, en la conferencia “Historias de transición para un nuevo paradigma económico” realizada en la Universidad de Valdivia. Foto: Juan del Río
Pucón, en la región de los volcanes me recibió a las faldas del Rucapillan (Volcán Villarica), para impartir junto al compañero Mexicano Raúl Vélez de Ruta Ahimsa y México en Transición, un curso de transición interior. No es casual que fuera allí ya que una de las iniciativas de transición pioneras de Chile fue Pucón en Transición, que realizó un muy buen trabajo con instituciones locales y que quien sabe si quizás tras esta formación vuelva a la actividad. El curso organizado por el Nodo Chileno de Transición, se realizó en el centro ARCA con el apoyo de Somos Paz. En un entorno de gran fuerza natural y conexión con raíces mapuches, y con 30 personas venidas de todo el país, exploramos los aspectos más emocionales y psicológicos del proceso de transición. Realizando entre otros ejercicios de ecología profunda, resolución de conflictos, profundizando en el proceso de “descolonización” o en cómo evitar quemarse en los proyectos. Sin duda una gran experiencia, bañada en aguas termales, acompañada por danzas de la paz y como siempre rica comida y buenos amigos.
Participantes del curso de transición interior realizado en Pucón. Foto: Juan del Río
En mi paso transicionero por Chile no podía faltar una visita a la Ecoescuela El Manzano en la región del BioBio. Proyecto pionero, en educación para la sostenibilidad, permacultura, transición y agroecología. Participé en parte de su CDP (Certificado en diseño de permacultura) y parte de la dimensión económica de su EDE (Ecovillage Design Education). Javierra Carrión, Grifen Hope, Carolina Heidke, y Jorge Carrión, coordinan un proyecto familiar, que fue el primer intento de iniciativa de transición de Chile. Entre alumnos venidos de toda Latinoamérica, huertas, una laguna artificial, y edificios de bioconstrucción pase unos fantásticos días antes de mi llegada a la capital, Santiago de Chile, en la que pasé unos pocos días más lúdico-festivo-cultural que de trabajo. Recordemos que si no es divertido no es sostenible. Destacar eso si tres proyectos muy interesantes, La Casa que Aprende, de Susan Elena Gonzalez, el Ecobarrio de Maipú, y el Festival Internacional de Microdocumental y Cortometraje Rural SURKO coordinado por Franka Reitze.
Uruguay
Situado entre dos gigantes: Brasil y Argentina. Uruguay es un país de gentes sencillas, pausadas y cultas. De grandes pastos, pocos árboles y bonitas costas. Uruguay me dio la sensación de ser atemporal, con un ritmo propio y eso me encantó. A él llegué atravesando el mar de la plata junto a mis compañeros Arturo Ruf (Bolivia) y Raúl Vélez (México), para encontrarme con Lucía Battegazzore de la ecoaldea La Tierrita, en Sauces, y Aldo Ferré y Natalia del Árbol de entre otros proyectos el PUM (Permacultura Urbana Montevideo). Tres de los referentes en permacultura y transición del país del gran Eduardo Galeano o Pedro Mújica, país de mucha transición, aunque que yo sepa ninguna iniciativa se autodenomine con ese término.
Realicé una presentación de la Guía del movimiento de Transición en Montevideo, capital relativamente tranquila y culturalmente muy viva. Para al día siguiente dirigirnos hacia la ecoaldea (ellos prefieren llamarlo comunidad) la Tierrita donde junto a Raúl impartí un taller de transición interior, similar al realizado en Chile. Fantástica acogida y grupo diverso, para unos días en una zona rural, donde lo ecológico y lo social se combinaba con lo espiritual y las plantas medicinales, interesante combinación muy al estilo de las experiencias de transición sudamericanas.
Participantes del curso de transición Interior realizado en la comunidad La Tierrita en Uruguay. Foto: Juan del Río
El resto de mi estancia en esos lares me permitió visitar otra comunidad, La Tahona, en Rocha, el proyecto del Jardin Ur Gaia, y acercarme en los últimos días a la tan nombrada costa uruguaya. Otro proyecto interesante que no pude llegar a visitar es Permacultura Uruguay liderado por Elda Villalba en Maldonado.
Brasil
Finalicé mi viaje con apenas dos semanas en el inmenso Brasil. No puedo decir que conozco Brasil, pero esos quince días, repartidos en tres ciudades, Sao Paulo, Curitiba y Rio de Janeiro, me permitieron conectar con muchas personas y proyectos interesantes y acercarme a un país, mestizo, colorido y muy vivo, lleno de desigualdades y que está en un gran momento de cambio. Comenzando su inmersión en una recesión económica importante y entre casos de corrupción, como la mayoría de países latinoamericanos. País en el que existen múltiples iniciativas de transición y una Red Nacional de Transición de Brasil desde hace ya varios años.
Sao Paulo, la mayor jungla de cemento sudamericana, esconde entre sus edificios y calles, muestras de mucho arte urbano. Allí me encontré con buenos amigos, conecté con el Instituto Brasilero de Estudos para Transiciçao, con Isabella Menezes y Monica Picavea a la cabeza, visité el proyecto de Transition Granja Viana y el proyecto Transition Brasilandia, un proyecto que combina economía local, educación, inclusión y creación de empleo, en una de las favelas más grandes del país. Un proyecto que muestra como el movimiento de transición se adapta a otras realidades socioeconómicas y culturales. Aquí un video sobre la iniciativa.
Miembros Transition Brasilandia mostrando los productos de una de sus empresas sociales. Foto: Juan del Río
Otros proyectos interesantes son la Escuela Schumacher Brasil, inspirada en el Schumacher College inglés, la productora Ciranda de Filmes, coordinada por Fernanda Heize, que me realizó una videoentrevista para el programa Capital Natural, y el Espacio ZYM, de gastronomía sostenible, arte, cultura y mucho más, con Claudia Mattos como coordinadora.
En Rio de Janeiro estuve poco tiempo y mi paso fue más bien lúdico. Me fascinó su vida, alegría y mestizaje. Tres proyectos que conocí a raíz de mi visita fueron, A Desrevoluçao, un proyecto documental sobre alternativas comunitarias y permacultura, el colectivo sociocultural y de economía alternativa Fora do Eixo que trabaja de manera autogestionada en varias ciudades brasileñas, y la iniciativa de bioconstrucción con bambú Bambú Essencial.
La tercera ciudad brasileña que visité fue Curitiba, quizás la más europea del país. Con un modelo urbanístico que en los años ochenta fue pionero a nivel de sostenibilidad, con muchos espacios verdes, un transporte urbano interesante, con autobuses con carriles propios y estaciones tipo metro en la superficie, pero que ha crecido mucho, como gran parte de las ciudades del país, sobrepasando sus capacidades. En Curitiba me reencontré con un gran amigo de mis tiempos en Barcelona en Transició, y del movimiento 15M, el irlandés Duncan Crowley, con el que visité algunos de los proyectos más interesantes. Destaco el movimiento en la ciudad relacionado con el transporte en bicicleta, se realizó el 3º fórum mundial de la bicicleta en el 2014, y en especial el proyecto la Bicicleteria cultural, taller, espacio cultural y mucho más. Otros proyectos importantes a nivel de sostenibilidad en la ciudad son el Parque Gomm y el Instituto Nhandecy.
Espacio Bicileteria Cultural de Curitiba. Foto: Juan del Río
En Curitiba tuve el gran placer de facilitar dos eventos, una charla-presentación de la Guía del movimiento de transición, que se realizó en el Espacio Verde de la Universidad de Curitiba, un centro demostrativo de sostenibilidad coordinado por Eloy Casagrande, a la que acudieron más de setenta entusiastas de todo tipo, activistas, profesores universitarios, etc.
La Guía del movimiento de transición llega a Brasil. Presentación del libro en Curitiba. Foto: Juan del Río
Y un taller introductorio a la transición, con cerca de treinta participantes, en un lugar espectacular, urbano pero lleno de bosque subtropical autóctono, mata atlántica. Un espacio dedicado al ecologista brasileño Chico Mendes y gestionado por la ONG 350. El taller se financió mediante economía de la dadiva y fue un verdadero éxito pese a las aparentes barreras lingüísticas ya que no hablo portugués.
Participantes del curso de transición realizado en Curitiba. Foto: Juan del Río
Posterior al taller y la conferencia en Curitiba un grupo de personas se han organizado han empezado a realizar los Café da Transiçao, inspirados en las meriendas de transició de Cardedeu en Transició.
Reflexiones finales
Latinoamérica es inmensa en tamaño y diversidad. Muchísimas cosas interesantes están sucediendo, siendo actualmente sin duda uno de los puntos calientes a nivel de emergencia de alternativas. En mi opinión existen grandes posibilidades de retroalimentar positivamente los procesos de transición socioecológica con este tipo de intercambios de experiencias y conexiones. Considero que hay mucha complementariedad. De manera genérica pienso que en Europa se está un paso por delante a nivel organizativo y uso de metodologías sociales, así como en consciencia sobre la problemática ecosocial, sin embargo la dimensión espiritual y emocional, la reconexión con la naturaleza y nuestros ancestros, o los lazos comunitarios, entre otras cosas, están mucho más vivas en Latinoamérica. Además otro aspecto a tener en cuenta es la diversidad de prioridades en cuanto a las necesidades esenciales a trabajar, siendo uno de los ejemplos claros “la seguridad” ya que en latinoamérica los grados de violencia tienden a ser mayores. Por todo ello creo que se deben apostar por la construcción de este tipo de puentes, dando pie a que cabeza, manos y corazón de ambos lados se puedan combinar para fortalecer el proceso de transición.
Favorecer esta comunicación fluida puede además aclarar muchos malentendidos o desinformaciones que existen respecto al funcionamiento y organización del movimiento de transición, un experimento que si bien nace en Inglaterra, es algo vivo, que está diseñándose conforme avanza y en el que todos tenemos que encontrar la receta que mejor nos funcione. Es importante que quede claro que no es algo rígido “del norte” para aplicar en el “sur”. Hay que romper con ese “Karma colonizador” de la globalización.
Otra reto importante es como los países hispano y luso parlantes pueden compartir materiales y crear los suyos propios. Y de hecho también como estos pueden ser traducidos al inglés y no siempre al revés. En ese sentido la Guía del movimiento de transición, en estos momentos en búsqueda de editoriales para ser publicada en Latinoamérica, es un primer paso importante[i]. En mi opinión tiene mucho sentido trabajar por bioregiones y por regiones lingüísticas. Sin ir más lejos, un español o un italiano tienen por ejemplo más en común con un argentino que con un sueco. Este viaje considero que ha sido un primer paso para favorecer ese tipo de trabajo dentro del movimiento de transición.
Algunas publicaciones muy interesantes realizadas de manera autogestionada en los últimos años en Argentina y Chile. Foto: Juan del Río
Este breve artículo – Construyendo puentes para la transición iberoamericana – forma para mi parte del compostaje de este viaje, de esta experiencia. Estos tres meses me dan fuerza, motivación e inspiración para seguir avanzando individual y colectivamente, para en el futuro seguir en esta línea y porque no realizar nuevos y enriquecedores viajes. La transición es imparable, hacia donde vaya depende de cada una de nosotras, Tremendamente agradecido por lo compartido, los buenos momentos y todas las personas conocidas. Os animo a pasar a la acción porque no hay tiempo que perder, y porque es mucho más divertido actuar que simplemente esperar y reaccionar demasiado tarde.
Más amor por favor – Street art en la ciudad de Rio de Janeiro. Foto: Juan del Río