Barcelona 2030. Territorio comestible

Hort del xino - Ignacio Somovilla
Hort del Xino – hortdelxino.wordpress.com – Foto: Ignacio Somovilla

Voy con tiempo, no hay prisa. Las ruedas de la bici necesitaban aire y anoche olvidé conectar el hinchador solar. Es temprano y en el mercado ya hay movimiento. Los productores locales y los campesinos del área metropolitana organizan su cosecha para la venta directa, algunos lo prefieren así, les gusta el contacto con el consumidor y conversar mientras tanto sobre detalles del trabajo, el abono natural, la calidad de la tierra y del sistema de riego por goteo que han conseguido instalar en su parcela. Otros ahora son gestores de grupos de consumo que tienen en su parada de mercado el punto de encuentro y distribución de la cesta semanal.

Cruzo por Riera Alta y me sorprende cómo ha crecido el huerto del barrio: de un pequeño solar con la tierra contaminada hace 15 años a esta extensión que llega ya hasta la Rambla del Raval. Los chicos han hecho senderos para llegar a la escuela. Los distingo entre las cañas de maíz no transgénico que espigamos cada verano y que ahora están comenzando a crecer. En el límite del huerto que da a la Rambla hace unos meses que renovamos el invernadero para el plantel y construimos una pequeña casita que hace la función de banco de semillas, en el que conservamos las especies que poco a poco volvemos a recuperar: variedades de tomates como el cherry amarillo, el tomate bombilla o el que denominamos cor de bou son nuestros preferidos y luego están los tirabeques que cada vez se consumen más.

Casi al llegar a Colón, por Drassanes, me llega el olor de las plantas silvestres en el espacio destinado a que crezcan las malas hierbas. De hecho así son todos los parques de la ciudad, el concepto de plantación cambió hace un tiempo para los técnicos del Ayuntamiento y ahora dejan crecer con libertad diente de león, malva, trébol, albahaquilla… además todas son comestibles, lo que nos facilita recolectar, con cuidado y sin pasarnos, algún día de la semana para comerlas en la ensalada. De hecho no hace tanto que nos inspiramos en la ciudad inglesa de Todmorden, entre Yorkshire y Lancashire y su movimiento Incredible Edible para mejorar nuestro paisaje urbano. Al crear nuevos parques y bosques nacieron nuevas calles con nombres como la Avenida de la Polinización que nos hermanan. Con suerte, en pocos meses, ya seremos reconocidos como una ciudad auto-suficiente alimentariamente.

Pasado el Moll de la Fusta y la Estación de Francia cruzo por la Ciutadella, convertida en la puerta de entrada a uno de los bosques más frondosos que hay en la ciudad. En su centro el antiguo zoo es ahora una enorme granja gestionada por aquellos que iniciaron el movimiento Refarm The City, acompañados por biólogos y especialistas en ganadería urbana. Los descendientes de las especies exóticas conviven con gallinas, vacas y un par de rebaños de cabras y ovejas destinadas a la silvicultura para la limpieza de nuestras pequeñas y preciadas masas forestales. También ha crecido el centro de colmenas que llevan ya muchos años instaladas en uno de los edificios que antes albergaba el Museo de Ciencias Naturales. Las abejas son tan importantes para mantener nuestra biodiversidad que los autobuses urbanos han instalado techos verdes para facilitar su transporte y polinización por todos los barrios de Barcelona. En primavera las cubiertas móviles se llenan de flores y vida y hasta de algún mirlo inquieto que prefiere no volar.

Subo la cuesta de Marina y al llegar a Sancho de Ávila la vista se pierde entre las amapolas cercanas al nuevo cementerio. Gracias al proyecto Flors a la Via/flores en la calzada, el antiguo tanatorio consiguió combinar un lugar donde recordar a los seres que ya no están con nosotros con un frondoso jardín donde se plantan variedades de flores, que al ser recolectadas se venden en pequeños puestos cercanos a las instalaciones. De esta forma se consigue combinar nuevos trabajos con belleza ya que las plantaciones se realizan por estación y cada temporada tiene sus colores diferentes. Además los abuelos de las casas tuteladas cercanas ayudan en el proceso de cultivo y de esta forma mantienen su cuerpo ágil y la mente despierta para enseñar a los jóvenes.

Muy cerca, la familia del gran permacultor urbano Joan Carulla sigue sus pasos enseñando a los niños a cultivar y recuperar el agua de la escasa lluvia en la terraza de sus casas. Aquí es donde comienzo el descenso, con el olor a mar de compañero y la esperanza de que gracias a la masa verde que ahora rige nuestro tiempo la contaminación haya disminuido y el cambio climático que vivimos reduzca su furia. En la radio me esperan campesinos de ciudad que se identifican con diferentes formas de cultivo: los del huerto migratorio, los del huerto lento, del generativo, los del huerto con denominación de origen, del huerto ético, del espiritual… todos con un mismo objetivo: un alimento digno para nutrirnos en todos los sentidos. Seguro que la charla pronto dará sus frutos. Y es entonces, justo antes de llegar al trabajo y de que termine el trayecto que llevo años realizando, cuando me pregunto ¿algo ha cambiado?

 

Sobre el autor: Pilar SampietroPeriodista de RNE, emisora pública en la que presenta diferentes programas de cultura, música y ecología. Coautora junto a Ignacio Somovilla del libro El Jardin Escondido, Espacios Verdes en la ciudad, publicado por Pol.len Edicions.

 

Inspiraciones:

Bibliografía

Vidal, A., Prades, V. (2013): Elogi de l’Hort Urbà. Edicions i Propostes Culturals Andana. Barcelona.

Faus, P. (2008): La ciudad Jubilada. Libro autoeditado. Barcelona.

Arosemena, G. (2012): Agricultura Urbana. Espacios de cultivo para una ciudad sostenible. Gustavo Gili. Barcelona.

Marín, J. (2014): No hi ha mala herba. Pol.len Edicions. Barcelona.

Somovilla, I., Sampietro, P. (2013): El Jardín Escondido. Espacios Verdes en la ciudad. Pol.len Edicions. Barcelona.

Proyectos

Refarm The City

Phytokinetic

Incredible Edible

Flors a la Via

Abelles Urbanes